Las noticias se suceden a toda velocidad y asustan. Y mucho. En Dubai se ha escenificado definitivamente la pantomima y los líderes políticos de Zaragoza aplauden con las orejas delante de los periodistas para celebrar que la ciudad organizará en el 2014 la Exponabo --oficialmente, Floralia, creo--. Estaba adjudicada de antemano, de hecho no había ciudades rivales, pero aún con todo quien más quien menos ha hecho poco el paripé delante de las cámaras. De todo partido político y condición. ¡Qué pena!.
La alegría se ha extendido rápidamente por la ciudad, webs, blogs y foros, pero parece que nadie acierta ni se atreve a destacar en mayúsculas detalles como que no se sabe aún cómo se financiará el nuevo capricho, pero que será "extrapresupuestario" --ojo con la palabreja que lo mismo nos la comemos con patatas--. O que de momento Madrid todavía no sabe nada, pero que seguro que se involucrará. Ole, que no sea por dinero público. Y todo en el día en el que, por ejemplo, se ha sabido que el ayuntamiento --es decir, la ciudad-- sufragará el déficit de los barquitos, uno de los mayores fiascos de la historia reciente de la ciudad. Pero nadie se echa las manos a la cabeza. Parecemos todos narcotizados.
Todavía no se han rendido cuentas ni se ha presentado un balance serio de lo que ha supuesto la Expo del Agua --y del vino para algunos-- y ya estamos todos metidos en otra aventura que no provoca sino sospechas, y si recordamos lo de los barquitos incluso náuseas. Ya se habla de recalificación de suelos, especulación y plusvalías en la huerta de Las Fuentes. Y todo porque a los estómagosagradecidos que nos gobiernan no hacen sino repetirse entre ellos una y otra vez esas famosas teorías de la proyección internacional, la difusión mundial de la ciudad y el éxito obtenido hasta ahora. Insisten e insisten a ver si a fuerza de repetir convierten una serie de falacias intangibles en un catálogo de dogmas de fe.
Y recordemos que para dar rienda suelta a su particular onanismo de proyección internacional tienen guardada en la manga la broma de la candidatura de Zaragoza a los Juegos del 2018, tontada que al parecer han anestesiado después de consultar con dos o tres expertos. Menos mal.
Y todo en época de crisis, pero de crisis de verdad. Con expedientes de regulación y despidos por todos los lados. Miras hacia un lado y no ves sino políticos de medio pelo abrazándose medio bufas ajenos a la realidad; miras hacia el otro y ves a la gente acojonada por el futuro y sin una referencia que les tranquilice. De vergüenza.
C. M.