
Lo han dicho con eufemismos y de forma indirecta, pero a la postre ese ha sido el espíritu de las palabras de Belloch e Iglesias que este fin de semana se han leído en prensa. Embriagados, por no decir borrachos de alegría, todavía del "éxito" (?) de la Expo y de lo que ellos tachan de "proyección internacional", se han lanzado al charco de los Juegos sin pensar que Madrid es Madrid y que el Comité Olímpico Español (COE) lo último que quiere es moscas alrededor de una candidatura tan sólida como la de Madrid-2016. Hoy el alcalde de Zaragoza ya dice que si Madrid gana "habrá que aplazar la candidatura", lo que es lo mismo que esto otro pero al revés: 'Necesitamos que Madrid pierda para presentar la nuestra'. ¿O no?
Un detalle, alcalde: si Madrid pierde, lo más probable será que lo vuelva a intentar al 2020 o 2024, lo que volvería a dejar a Zaragoza-Aragón-Andorra-Pirineos a la espera. Y, si Madrid gana, pues ya no le digo nada porque el CIO tardará mucho --más de lo que usted cree-- en plantearse de nuevo unos Juegos en este rincón del mundo, de verano, invierno o primaverales.
Con lo de Gran Stafa el ridículo estaba siendo escandaloso --y más que lo será--, pero con esto no sólo vamos a hacer el canelo, sino que además se nos va a echar encima media España, por ser de los pocos --habrá alguna comunidad más, seguro-- que deseamos el fracaso de Madrid. Eso sí, estoy convencido de que el espíritu de Iglesias, Belloch y cuatro más, que se creen dioses interpretando los deseos de los aragoneses, no es el del resto de ciudadanos. Menos mal.
C. M.