13 de octubre de 2008

El espíritu olímpico de Iglesias y Belloch

Hoy Belloch ya ha empezado a recular un poquito y a bajar el perfil de sus alucinaciones. Supongo que alguien algo más informado le habrá avisado del charco en el que se ha metido, y no me refiero a los de la Ofrenda ni su llegada triunfal en barco como si fuera Marco Antonio llegando a Éfeso para ver a Cleopatra. Lo que quiero decir es que los clarividentes que mandan por aquí cerca (Zaragoza, Aragón...) han lanzado de forma soterrada estos días un mensaje a nivel nacional que más o menos reza lo siguiente: "Ojalá Madrid no sea elegida para ser sede de los Juegos de Verano del 2016 y así nosotros nos presentaremos a los de Invierno del 2018". ¿O no?
Lo han dicho con eufemismos y de forma indirecta, pero a la postre ese ha sido el espíritu de las palabras de Belloch e Iglesias que este fin de semana se han leído en prensa. Embriagados, por no decir borrachos de alegría, todavía del "éxito" (?) de la Expo y de lo que ellos tachan de "proyección internacional", se han lanzado al charco de los Juegos sin pensar que Madrid es Madrid y que el Comité Olímpico Español (COE) lo último que quiere es moscas alrededor de una candidatura tan sólida como la de Madrid-2016. Hoy el alcalde de Zaragoza ya dice que si Madrid gana "habrá que aplazar la candidatura", lo que es lo mismo que esto otro pero al revés: 'Necesitamos que Madrid pierda para presentar la nuestra'. ¿O no?
Un detalle, alcalde: si Madrid pierde, lo más probable será que lo vuelva a intentar al 2020 o 2024, lo que volvería a dejar a Zaragoza-Aragón-Andorra-Pirineos a la espera. Y, si Madrid gana, pues ya no le digo nada porque el CIO tardará mucho --más de lo que usted cree-- en plantearse de nuevo unos Juegos en este rincón del mundo, de verano, invierno o primaverales.
Con lo de Gran Stafa el ridículo estaba siendo escandaloso --y más que lo será--, pero con esto no sólo vamos a hacer el canelo, sino que además se nos va a echar encima media España, por ser de los pocos --habrá alguna comunidad más, seguro-- que deseamos el fracaso de Madrid. Eso sí, estoy convencido de que el espíritu de Iglesias, Belloch y cuatro más, que se creen dioses interpretando los deseos de los aragoneses, no es el del resto de ciudadanos. Menos mal.
C. M.