8 de agosto de 2008

Los Juegos del maquillaje... y de Phelps

En vez de decir a China "Si cambias, te daremos los Juegos", le dijeron algo así como "Te damos los Juegos y vamos a ver si hay suerte y cambias para entonces". Pues nada, China no ha cambiado y los Juegos ya han comenzado. De risa. Ni derechos humanos, ni libertades ni na de na. Una dictadura maquillada por el potencial económico del gigante asiático al que nadie con cierto peso internacional se ha atrevido a llamar la atención. Claro que si pensamos en Guantánamo, lo ocurrido en Irak, la intransigencia de Putin o los desafíos de Irán o Venezuela y el patetismo de Berlusconi, y alguna otra dictadura maquillada que hay por ahí suelta, al final lo de los Juegos Olímpicos habría que reducirlo, como mucho, a un concurso de teloneros previo al Festival de Eurovisión.

Eso sí, con maquillaje o sin él, los Juegos Olímpicos, la máxima expresión común del ser humano --esto no lo discuto sea cual sea el país que los acoja-- han comenzado ya y están llamados a pasar a la historia con un nombre propio. Hay 12.000 atletas, se van dar casi 3.000 medallas, pero para siempre los Juegos Olímpicos de Pekín se conocerán como los Juegos de Michael Phelps. Y si no, al tiempo. Probablemente no ganará los ocho oros que auguran los periodistas, pero sí se convertirá en la imagen de los Juegos.

Bertuccio