Un pajarito me ha soplado una joya maravillosa. En una entrevista (última pregunta) concedida a El Periódico de Aragón, el consejero de Economía, Alberto Larraz, decía el domingo pasado lo siguiente sobre Gran Scala: "¿Me habéis oído hablar a mi alguna vez del proyecto de Gran Scala? Pues entonces. No me preguntéis a mi de esas cosas porque lo desconozco". Espectacular.
Entonces, sería el señor Larraz tan amable de explicar qué hacía posando como una 'cheerleader' más en la famosa foto del día de la presentación de Gran Scala en el Pignatelli --ver dos entradas anteriores--. O es que no es el señor Larraz el que aparece en la imagen que ilustra esta entrada firmando precisamente ese mismo día el convenio de colaboración con los promotores de la idea. Me refiero en concreto al señor de poco pelo que aparece segundo por la derecha, entre José Angel Biel y Arturo Aliaga, que también está dejando su rúbrica, por cierto.
Así pues, uno de los firmantes de ese fantástico convenio que iba a servir como primer paso para convertir Aragón en la primera potencia mundial del juego, resulta que unos meses después no sabe nada.
Por supuesto, al margen de esa firma, ya ni hablamos de que en teoría el máximo responsable de la economía aragonesa no tiene nada que decir acerca de lo que se nos ha vendido como el gran proyecto económico del siglo XXI para Aragón. ¿Estamos o no estamos en manos de gente que no conoce la palabra vergüenza?
Por supuesto, al margen de esa firma, ya ni hablamos de que en teoría el máximo responsable de la economía aragonesa no tiene nada que decir acerca de lo que se nos ha vendido como el gran proyecto económico del siglo XXI para Aragón. ¿Estamos o no estamos en manos de gente que no conoce la palabra vergüenza?
C. M.