8 de diciembre de 2008

El Ebro vuelve a reinar

Estaba cantado. Tarde o temprano el Ebro volvería a recuperar sus galones y su dominio absoluto, más allá de trampas, tramposos, tramposillos y otros mequetrefes que creyeron que lo podrían domar para convertirlo en una máquina de hacer dinero. ¿A ver quién tiene huevos de echar ahora los barquitos al agua?


La visita es recomendable. Estos días el aspecto del río es impresionante desde cualquier rincón. Ya no hay rastro de aquella playa de piedras y grava que se inventaron en la orilla de Helios ni de esas boyas como unas ollas que marcaban supuestamente el camino a los barquitos. Si se salían de ahí, encallaban. Si seguían el trazado, a veces también. Una risa.


La soberanía del Ebro se detecta más si cabe a pie de orilla, u observando su paso desde la pasarela de madera que montaron en la parte de la Almoraza.


Una de las mejores vistas está en la pasarela del Voluntariado. Tampoco está de más echar un vistado al 'archiconocido y muy utilizado' en su día puerto fluvial de la Expo, que ahora languidece bajo las aguas. Ahora queda esperar a que pase el invierno, llegue la primavera y que una mente preclara recupere la idea de meter de nuevo las máquinas para dragar el cauce y facilitar otra vez el paso de los barquitos, sí, ese negocio ruinoso que impulsaron Belloch y sus mariachis y que arrojó un déficit millonario del que nadie ha dicho nada todavía.

Simbad el Marino